Escribir o decir cómo se siente una mujer cuando le detectan cáncer de mama, no es que sea difícil, que lo es, es que es poco posible contar lo que le pasa por dentro.

Cada mujer tiene su propio cáncer y su propio proceso.

 

Yo me he visto ahí. Sentada frente al oncólogo y el, tenemos que darle una mala noticia.
 

¿Qué es lo que sentí yo?... Uyyy, pues de todo y nada, porque inicialmente me quedé en shock.

 

Sabía que tenía que avisar a mis pacientes al salir, y sabía que tenía preparada la maleta, ya que me iba unos días a ver el mar, pero no sabía cómo contarlo, ni a mi familia, ni a nadie. Ejecutaba sin más, en una aparente calma, repitiéndome todo el rato, tranquila, tranquila, todo va a ir bien.

 

La confusión viene después, y la ansiedad e incertidumbre, el miedo, enfado... Lo que sí tengo claro es que es un impacto emocional desbordante que arrasa como una ola, (y yo no sé surfear); y que te lleva mar adentro.

 

El cáncer de mama provoca cambios en todos los sentidos de tu vida, lo del contador a zero, es verdad, y no te deja, temporalmente, sentir que tienes “una vida normal”. Te deja en un sentimiento de impotencia y frustración, de poca paciencia en general y a la vez, te chuta de una fuerza y resiliencia increíbles.

 

Es como si te hubieras distraído, hubieras mirado un segundo hacia otro lado, y hubiera cambiado todo. Médicos, pruebas, hospitales, positividad a raudales del entorno que muchas veces no sabe bien qué hacer, nauseas, cansancio, tamoxifeno, adaptación a tu nueva mama... es un querer regresar a lo que tuve, a lo que era antes de todo esto. Y se regresa, se regresa cuando vas viajando por todos los medios posibles, y vuelves a conectar contigo. Vuelves a creer en ti y ordenas prioridades.

 

Es muy importante soltar a la manera de cada una. Desde tu necesidad. Que no se quede nada adentro, y coger la ola. Yo, desde lo que sé hacer, en este caso es la terapia, y mi propia experiencia, te ofrezco no solo mi apoyo, porque este es un proceso en soledad, si no, cogerte de la mano y no soltarte hasta que vuelvas a volar.
Desde aquí aprovecho para dar las gracias a mi familia, sin la que nada de esto hubiera sido posible de llevar. A mis amistades, ellas y ellos ya saben sin que haya que nombrar, al equipo médico, y a mí; ahora que estoy en el horizonte se ven los azules diferentes. Gracias, gracias, gracias.

​

​

Os recomiendo también mis tres canciones de rechute en el proceso:

“Quiero vivir” de Rozalén y Estopa.
“Soy” de Vanesa Martín.
“Mujer de las mil batallas” de Manuel Carrasco.
 

Gracias a todas y a todos los que colaboráis contra el cáncer de mama.
Voy a abrir grupos de mujeres, actividades y muchas, muchas buenas vibras.

 

​